DUNE


Los que disfrutamos la ciencia ficción, estuvimos excitados en 2021 con la última adaptación que el cineasta Denis Villeneuve hizo de la novela del escritor Frank Herbert.   O por lo menos de una primera parte de esa voluminosa obra.  


Los medios estuvieron repletos de análisis, comparando esa versión con las anteriores, y/o valorando de diferentes formas lo que significará esa película para el futuro del cine.  Sin embargo, dentro de todas las perspectivas que pueden abordarse, encuentro una interesante para los que lideramos, teniendo en cuenta que la historia trata de hombres que dirigen y compiten a escala galáctica y cuyas decisiones afectan a millones de millones de otros seres.  En la historia podemos observar el papel de los valores, y reflexionar sobre qué es importante a la hora de prepararse para asumir otro nivel de liderazgo.


Por ejemplo,  hay una escena  tensa en la que se da la aparente disyuntiva entre continuar con la explotación, hasta último momento, de una de las sustancias más preciadas de la galaxia, la especia, o salvar las vidas de los operadores de una cosechadora que está amenazada por un monstruo gigantesco. El líder de más alto nivel del grupo, viendo que  la cadena de decisiones está poniendo en riesgo la vida de los operadores, exclama:


—¡Olviden la especia!  Siempre podremos encontrar más.  Podemos salvarlos a todos…


Es impactante ver cómo en los momentos críticos siempre podemos dejar muy claro lo que es valioso.  Alguno dirá que es una fantasía.  Pero para los que nos entregamos por entero a los relatos, sabemos que la diferencia con lo que pasa en lo real no es mucha.  En la historia, este tipo de actitudes se personifica en una familia en particular:  los Atreides.  Me lleva a observar, que si bien los temas éticos conciernen a todos, en un entorno donde la competencia feroz amenaza con pervertirnos, quienes se mantienen claros y firmes en sus valores se distinguen de los demás, con brillo.  [Aquí el segmento compartido por WB]


Otro momento de la historia, es cuando el protagonista está preocupado por consolidar su liderazgo en el gran grupo de personas que le ayudarán con sus propósitos.  Piensa en dos acciones de apoyo:  demostrar que puede montar el gigantesco monstruo del desierto, una actividad que es crítica para darle mayor alcance a la influencia del grupo en el territorio que habita.  La otra, encontrar su ojo interno para mejorar el control sobre sí mismo.  No es necesario abundar en la importancia de que este tema del ojo interno sea una palanca a tener en cuenta.  Lo relevante en la reflexión, es el nivel de prioridad que se le da al asunto en la escena.


Por último, en otro momento intenso en que las acciones militares de los protagonistas contra sus enemigos resultaron victoriosas, el líder hace preguntas sobre el nivel de los daños colaterales a la infraestructura.  Uno de sus colaboradores más próximos  lo interpela por no dar prioridad en la evaluación a la situación de los hombres perdidos y heridos.   Cuando tenemos claros los valores, nos juntamos a trabajar con gente compatible con ellos, y el equipo actúa en conjunto para protegerlos, incluso en los momentos más críticos.  Bien acompañados somos menos  falibles.


Uno no ve una película como Dune para sacar lecciones de liderazgo.   Con el disfrute estético que proporciona es más que suficiente, pero resulta que esta bella historia tiene aún más para ofrecer.

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