¿EL RECONOCIMIENTO ES UN DEBER ÉTICO?


El equipo de 4x400 femenino que se quedó con la medalla
de oro en los XI Juegos Suramericanos.
Tomado de El Espectador
Es posible que sí, sobre todo cuando se aplica contra la indiferencia al esfuerzo noble que mejora la sociedad.  Es importante reflexionar sobre la información que consumimos con actitud complaciente, en contraposición de lo que dejamos de lado con indiferencia a pesar de su significado respecto de la calidad de la convivencia en Colombia.

Escapar de las burbujas de información que refuerzan los prejuicios debe ser un trabajo de todos los días que puede ser recompensado por las decenas de cosas bellas que pasan a diario sin que nos demos cuenta.  Es como permitirse ir al jardín de la ciudad en domingo abandonando la hipnótica televisión de fin de semana.  Así percibiríamos, por ejemplo, el cubrimiento pobre e indecente en los medios sobre el trabajo realizado por Isabella Arcila, Martha Bayona, Catalina Peláez, Camilo Cardona, Sara López y Jorge Murillo, entre otros que dejaron en alto a Colombia en los recientes juegos suramericanos. Tan alto, que el equipo de atletas colombiano fue el primero en resultados, con más de treinta medallas sobre los segundos.  Además del orgullo que puede representar esto, es de notar que la sociedad colombiana no es muy consciente de lo que significa este logro, teniendo en cuenta que por todo el territorio hay miles de jóvenes entregados al deporte a un nivel de desempeño que está demostrado es el más competitivo de Suramérica; que estamos asistiendo de forma permanente a competencias en escenarios modernos, considerados, algunos de ellos, dentro de los mejores del mundo y dirigidos por dedicados profesionales y sin embargo prosperan los liderazgos basados en el discurso de que Colombia es un país en crisis. 


Que sucesos como estos se pierdan en la maraña de informes negativos que dan la sensación de que se vive en un estado fallido es una prueba del reto que significa informarse hoy en día.  Los medios están contribuyendo a reforzar los peores sentimientos y los referentes nefastos de la sociedad.  Las historias que se venden no son sobre el triunfo en unos suramericanos de una Isabella o un Camilo: Muchachos que después de años de esforzado entrenamiento a las cinco de la mañana y haciendo rifas y otros malabares para comprarse la dotación más adecuada y financiarse sus viajes de competencia, luego de generar un resultado como el de este año, pasan desapercibidos como si el reconocimiento social no estuviera reservado para ellos.


Es bello que en medio de todo lo qué pasa en Colombia, incluido unos medios de información mal intencionados, germinen procesos en los que los jóvenes son los protagonistas. Estas nuevas energías que triunfan en Suramérica hoy, irán copando poco a poco la sociedad y cambiando el entorno cultural donde el trabajo bien hecho será el referente y el reconocimiento del otro un deber practicado por todos.

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