SIETE RAZONES POR LAS QUÉ ESTAR OPTIMISTA
Introducción
Ya desde algún tiempo se mira con
preocupación las estadísticas de favoritismo del gobierno actual en Colombia que
sigue siendo muy bajo (RED+ Noticias, 2017) , producto entre varias
cosas de una debilidad de liderazgo amenazadora del orden, y de un descuido en las
comunicaciones que le da oportunidad a una variopinta oposición de ubicar
discursos que retroalimentan el pesimismo de los ciudadanos. A pesar del número desalentador de
favorabilidad, se pueden revisar las cosas que están funcionando bien en este
gobierno, sorprenderse con que no son pocas y que su importancia tiene el
calibre para impactar positivamente la dirección de Colombia.
Se debe tener consciencia que con
un ejercicio de estos se estimula un listado generoso de las cosas que no van
bien, pero por tener éstas mayor difusión y porque el trabajo preelectoral las
explotará en detalle en los próximos meses, es que se decide contribuir un poco
al balance del ambiente dominado por la sensación de fracaso. Es bueno advertir que las relaciones de causa
efecto que se enumeran no son exhaustivas, tampoco se trata de desconocer que
hay muchas ramificaciones problemáticas desprendidas de las decisiones y el
rumbo que está tomando Colombia, manjar para los oportunistas, y finalmente
reconocer que muchas de las cosas que se están haciendo son producto del
trabajo continuado de varios gobiernos a través de muchos años.
Siete razones sin importar el orden
La primera razón para estar
optimista sobre cómo vamos es un sistema de salud que ha mejorado mucho. Se podrían repetir las estadísticas que
Alejandro Gaviria comparte en sus foros, en twitter y en su libro “Alguien
tiene que llevar la contraria”, pero para la mayoría de los colombianos son
imperceptibles por falta de la óptica macro que habría que tener para
apreciarlas. Sin embargo, a nivel del
usuario común y corriente es evidente que, la gran mayoría de los colombianos
tienen acceso a los servicios de salud, se encuentran más sanos, viven más y
los costos de afrontar las enfermedades no están arruinando las familias. El último informe sobre el índice de progreso
social en el mundo, en el que Colombia está en un nivel medio alto, evidencia
que los temas relacionados con salud son los de mejor calificación, aunque tengan
brechas a mejorar. (Michael E. Porter, 2017)
Una segunda es el proceso de paz
con las FARC que es realmente el producto del trabajo de varios gobiernos. Sin quitar razón a quienes critican muchos
detalles, en términos generales es una apuesta importante por terminar con un
conflicto que tiene antiguas raíces en la desigualdad y de forma literal desangra
al país. Sería deshonesto no reconocer los
miles de vidas que se salvan por la eliminación de la violencia en el
conflicto, la recuperación de la dignidad de los campesinos, la oportunidad de
enfocar los recursos y esfuerzos, destinados hasta ahora para la guerra, en
otras prioridades y resolver de una vez por todas lo relacionado con la
tenencia de las tierras. No se puede
cerrar los ojos a una realidad que muestra por un lado millones de desplazados
desde las zonas rurales y por el otro grandes grupos económicos, nacionales y
extranjeros, que en el mismo tiempo se hicieron con miles de hectáreas en los
lugares mejor ubicados del país en un fenómeno de acaparamiento que ya es
conocido en otros lados y que justifica la fiereza con la que la oposición se ha opuesto al avance del proceso (Roa, 2012) . Siendo un proceso complejo, aún faltan
aspectos críticos por concretarse, pero se continúan dando pasos importantes para
una solución definitiva que llena de esperanza y/o inquietud a los ciudadanos y
pone de ejemplo a Colombia para el mundo. (Presidencia de la Républica de
Colombia, 2017)
Tercera. La reducción de las tensiones con Venezuela que
llegaron a su punto más crítico en 2005 permite que Colombia pueda enfocarse en
avanzar en la solución de sus propias problemáticas (Socorro
Ramírez, 2006) . La injerencia en ese país debía detenerse porque
la deteriorada situación de Venezuela amenaza con arrastrar a su destino
caótico a Colombia. Debido a factores
geográficos, culturales, históricos, nada importante pasa en este vecino sin
resonar directamente en Colombia, por lo que no era prudente contribuir con
excitaciones adicionales a esta situación. Mucho mejor fue adoptar una posición
sensata, asertiva, proactiva, preventiva e intensificar las actividades
colaborativas para capturar algún beneficio marginal. Cómo ejemplo de esto último se destaca la colaboración
de este país con la desmovilización de las FARC. (El
Espectador, 2015)
La cuarta razón es el trabajo por
mejorar el nivel de vida de los colombianos y que en muchos aspectos viene
desde anteriores gobiernos. Aún se está
lejos de ser una economía holgada, sin embargo, puede recordarse todavía la
época de un desempleo superior al 14% en Colombia (DANE, 2017) ; los niveles de
inflación llevan varios años bajo control y cuando las tormentas mundiales los
sacuden se cuenta con organismos competentes que entran a hacerse cargo
efectivamente (Banco de la Republica de
Colombia, 2017) ;
la persecución a los grandes e intocables carteles de especuladores dentro del
fortalecimiento de la protección a la competencia también ha ayudado a
recuperar los precios reales de algunos productos básicos y es uno de los
factores por los que algunos poderosos no están muy contentos; la inclusión de
Colombia en un ambiente comercial internacional más conveniente haciendo
alianzas con países hermanos como Perú, México y Chile; los pasos decididos
para mejorar los niveles de educación de la población cambiando el énfasis en
cobertura a calidad; y la alineación de la gestión pública con modelos exitosos
como el de la OCDE. El control sobre los
indicadores de empleo e inflación por varios años, significan una mejor
condición económica para las familias, así como la persecución efectiva a los
especuladores que meten su mano descarada en el bolsillo de los colombianos y
la mejora en los niveles de educación.
Habría que mejorar, entre otras cosas, los temas de formalización y
calidad del empleo, los controles a los abusos de los bancos, los niveles de
equidad, pero definitivamente Colombia está en otra época (DANE, 2017) .
Quinta razón. Facilitar el ingreso a la vivienda a quienes
están en desventaja. Las viviendas 100%
subsidiadas o con sistemas financieros al alcance de las familias con bajos
ingresos era una deuda pendiente en un país con niveles de desplazamiento de
millones de habitantes desde las zonas rurales a los bordes de las ciudades. Desde el gobierno de Juan Manuel Santos se emprendió
un programa agresivo para reducir este problema a nivel nacional, blindándolo
contra la corrupción tradicional que ha caracterizado el proceder de la
administración pública. Llama bastante
la atención la impopularidad de un gobierno que ha concretado un programa de
tal magnitud (MinVivienda, 2017) .
El trabajo en mejorar la infraestructura vial y portuaria es la sexta razón.
Por donde se transite en Colombia se nota el gran esfuerzo que se está
haciendo por mejorar los corredores viales de las grandes ciudades con los
puertos y más relevante aún entre ellas, posibilitando un intercambio más
competitivo, algo que debería ser natural en un país con una dispersión de
centros urbanos importantes, pero hasta ahora viene a darse. También en este tema, como en el de las
viviendas se adoptaron medidas especiales en la administración pública para
agilizar la concreción de los proyectos e impedir el aprovechamiento de los
corruptos. En este último caso no se
tuvo mucho éxito, pero si puede evidenciarse un avance significativo (Mintransporte,
2017) .
Afirmar que la séptima razón para
estar optimista con el rumbo que está tomando el país es la reforma tributaria puede
ser suicida. A nadie le gusta que se
haya aumentado el nivel del tributo, máxime cuando se ventilan al mismo tiempo
escándalos de corrupción a escala gigantesca.
Cómo es de esperarse, no se aprobó una reforma estructural que
satisficiera a todos los sectores, sin embargo, se contó con una administración
responsable que dio el paso necesario sin importar el desgaste político que
significaba (Dinero, 2016) . Cómo efecto colateral, unos dirán que en
retaliación por lo logrado, otros, que como consecuencia de actuar a tono con
la responsabilidad adquirida, en este gobierno se han ventilado los escándalos de
corrupción más grandes de la historia y con responsables. Todo esto derivará en controles más estrictos
para la administración pública.
Conclusión
Todas las decisiones, por
convenientes que sean, tiene un efecto colateral problemático. La vida es así y hay que estar preparados
para aceptar las renuncias, pasar la página rápidamente y enfocarse en
aprovechar los beneficios de lo que se ha decidido, manteniendo controlado los
efectos indeseables. Son verdades de Perogrullo,
pero en Colombia esta sencilla práctica tiene serios problemas. Los líderes tienen una sobresaliente
persistencia de rol, la población reclama la defensa del statu quo así sea
perverso y la imaginación se alimenta más fácil con el pesimismo que con el
optimismo. No hay peor ciego que el que
no quiere ver, pero es necesario persistir manteniendo encendida la luz de la
esperanza de un futuro mejor, más aún cuando la esperanza se alimenta de los
hechos significativos de miles de personas valientes que trabajan honestamente
en el gobierno.
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