CÓMO HACER CERVEZA
“Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.” Juan 2:5
Luego de haber visto innumerables videos en YouTube sobre este tema, decídase por un procedimiento. Dígase a usted mismo: «es mi primera vez, por lo que tengo derecho a embarrarla y no importará el matoneo que pueda hacer mi esposa exagerando la anécdota con mis amigos».
Debido a que a usted le atraen los aparatos que aparecen en Temu y Mercado Libre, pasarán varias semanas antes de convencerse de que el molino que necesita es uno como el que usaba su abuela para el maíz de las arepas. En este instructivo no podemos dar todos los detalles, así que agudice su ingenio para ver dónde lo va a montar sin hacer daños en el mobiliario de la casa y lograr la exposición del almidón de los granos como se requiere.
Usted es un hombre ambicioso y ha pensado en una preparación de cien litros en una olla de acero; fantasea con un montaje del cual sentirse orgulloso; de esos metálicos brillantes, llenos de tubos rectos y válvulas, que aparecen en los videos promocionales para aficionados de esta bebida. Sin embargo, el espíritu se le ha venido achicando con los números que han salido en las primeras cuentas y acepta a regañadientes que una olla de veinte litros es suficiente. Una voz sensata en el fondo de su cabeza; una que ha tenido ignorada durante el proceso, dice: «recuerda que es la primera vez».
Buscar la olla de acero en los almacenes le ha traído sorpresas. Ha ido, incluso, a las cacharrerías en el centro, donde los precios siguen reglas diferentes a las de la oferta y la demanda. Sentado en una cafetería, mientras deja descansar sus pies, ha exclamado «¡No puede ser que un recipiente de ese material sea tan costoso!». Entonces, optará, con amargura, por aceptar el consejo que le dio su esposa desde el comienzo: «Una olla de quince litros, de aluminio y de precio asequible»; es verdad que los resultados no serán diferentes.
Otros elementos se obtendrán sin mucha duda: un termómetro, una gramera, bombas de látex que sobraron de alguna fiesta y un saco de tela cruda. No se estrese porque, algunas veces, usemos la metodología de trabajo extendida en Latinoamérica, esto es, que lo necesario para una tarea se nos ocurra una vez la estemos ejecutando. No compre una estufa; como todo se ha vuelto de un tamaño manejable, la de la casa es más que suficiente.
¿Ya desistió de hacer germinar la cebada en la casa? ¿El olor a rincón húmedo y viejo que está provocando en el apartamento tiene en crisis su matrimonio? Hablemos ahora de los materiales. No tenemos que sembrar la cebada ni cosechar lúpulo. Usted se dirige a una tienda especializada, hay varias en Medellín, y pronuncia fuerte y claro las siguientes palabras: «Insumos para fabricar American Pale Ale». Te entregarán la cebada malteada; cinco kilos son suficientes, aunque usted querrá comprar diez porque proyecta varios ensayos. Te dan, además, una papeleta de lúpulo americano, y otra de levadura; el de la tienda escoge el tipo para usted, no se preocupe. Eso es todo.
Como usted es muy perceptivo, ya se ha dado cuenta de que el primer paso es moler la cebada. No vamos a profundizar sobre la diferencia entre niveles de molienda, solo diremos que requerimos dos kilos y medio triturados, que se recogen en el saco de tela cruda. Es la cantidad apropiada para la olla que compró. Al acondicionar el molino para este propósito, producirá cerca de un noventa por ciento del material triturado; la otra cantidad será tan fina que podrá usarla para hacer unas deliciosas galletas. Es evidente que la separación de lo triturado y lo fino se hace en seco con un cedazo. Si llegando hasta aquí no pudo deducir eso, le recomendamos que no siga adelante, porque lo que viene puede parecerle más difícil.
Ya deben estar en el fogón diez litros de agua regulados a setenta grados centígrados. Aunque la olla es de quince, de pronto, usted entiende lo inconveniente que es usar un equipo de estos en su máxima capacidad. ¿Se acuerda del termómetro? Esperamos que haya comprado uno digital con una sonda flexible de buena longitud; eso le ahorrará molestias para controlar la temperatura.
El saco con la cebada va a la olla, donde será agitado cada cinco minutos, en un proceso que se debe mantener por sesenta minutos. Sí, ¡estamos haciendo una gigantesca infusión! ¿Recuerda los videos? Pues este es el momento que llaman de maceración; es decir, los almidones de la cebada están siendo descompuestos en deliciosos azúcares y transferidos al agua. Por eso esperamos que lo de agitar regularmente se lo esté tomando en serio, porque esta etapa es crucial; asegúrese de mover también la mezcla interna del saco.
Cuando pasen los sesenta minutos, saque el saco con la cebada, escurriendo la humedad que contiene y luego deseche el contenido, no importa lo aprovechable que parezca. Desafortunadamente, este instructivo no tiene indicaciones para resolver el problema que se viene con ese subproducto el día que se le ocurra hacer producciones más grandes.
Aumente el calor para el licor en la olla, de forma que alcance la ebullición lo más rápido posible. Cuando empiece a hervir, reinicie el conteo de sesenta minutos. En la mitad de este tiempo agregue ocho gramos de lúpulo. En caso de que omita este paso, prepare los argumentos para explicar por qué su cerveza artesanal no tiene el característico sabor amargo; puede decir, por ejemplo, que redescubrió una receta antigua.
Cuando se complete el tiempo de hervido, deje reposar por veinte minutos y luego lleve la olla a un baño frío —por ejemplo, un recipiente más grande con hielo—, para que la temperatura alcance rápido la del ambiente. Estos cambios bruscos ayudan, entre otras cosas, con cualquier bacteria tenaz que haya resistido hasta el momento y pueda desviar después la fermentación. Si luego de hacer esta actividad le duelen las manos, recuerde que los cambios bruscos de temperatura eran para las bacterias, no para usted.
En este momento debe tener en la olla una cantidad aproximada de nueve litros. Con otra tela o papel filtro, y quizá también un embudo, trasfiera el licor a otro recipiente reteniendo los sedimentos. Es probable que usted haya comprado agua filtrada para asegurarse de que no vaya haber contaminaciones. Venden unas botellas de seis litros que son muy cómodas para esta etapa, sobre todo por su boca angosta. Reparta el licor filtrado en cada recipiente y agregue a cada uno cinco gramos de la levadura. Agite y tape con la bomba de látex. Pinche cada bomba con una aguja; esto las convierte en unas válvulas de control de gases eficientes, a la vez que le dan un tono colorido y alegre al proyecto. Es cierto que existen elementos más apropiados para esta función, pero, en este punto, le recomendamos ignorar los comentarios burleteros de su esposa.
Durante los días siguientes, las bombas se erguirán sobre la boca de las botellas como resultado del proceso de fermentación que está ocurriendo. Con quince días el proceso estará completo; las mismas bombas anunciarán el final porque vuelven a caer al cesar la generación de gas.
¡Ya tenemos cerveza! Aunque no luce muy bien. Para mejorar la apariencia, preparemos tres gramos de gelatina en media taza de agua. Agregaremos suavemente a cada botella la mitad de esa mezcla y esperemos dos días para separar los sedimentos. Si puedes reducir la temperatura, la gelatina trabajará mejor. Pasado el tiempo, es hora de embotellar. No vaya a culparnos si no está listo con las botellas en este punto. ¿El licor no quedó muy limpio? ¿Cree usted que el ámbar cristalino es un efecto fácil de alcanzar en la primera vez? Pruebe el producto; observe si el sabor y las sensaciones están dentro de lo esperado. ¿Qué opina su esposa? ¿Lo felicitó y pidió un poco más? ¿Se limitó a un comentario condescendiente? ¿Lo invitó a ensayar sus habilidades en otras cosas? Si lo juzga conveniente, ponga fotos en el WhatsApp y haga bulla para que venga algún amigo a intoxicarse con el ensayo.