EL GRAN CONFLICTO EN VERSIÓN PARA JUAN. PARTE I

En un pueblo muy lejano, hace ya varios años, vivían unas personas muy trabajadoras que tenían desconfianza unos de los otros, por que cuando revisaban su historia, habían tenido muchos problemas graves entre ellos. Para tener controlados la codicia de unos contra los otros, los pobladores hacían acuerdos de ayudarse en caso de que apareciera un problema.


Por ejemplo don Felipe, que era propietario de la hacienda la Francia, tenía un acuerdo con don Alejandro, propietario de la gigantesca hacienda la Rusa, que si alguien se metía con sus cosas el uno defendería al otro. De una forma no muy clara don Óliver, dueño de la hacienda la Inglesa, pertenecía al mismo acuerdo. Había muchos otros vecinos. Uno de los más importantes era el viejo Memet que tenía una hacienda también grandísima llamada la Otomana, no tenía amigos pero hacía muchos negocios con el propietario de la hacienda la Alemana, don Jorge, que no hacía mucho se había formado comprando otras fincas pequeñas. Otros vecinos eran los mellizos Pedro y José que tenían la hacienda Austro-Húngara. Estos mellizos han querido comprar una pequeña finca cercana llamada la Serbia pero don Nicolás no ha querido ceder. Siempre ha soñado con disfrutar su finca tranquilo y le molesta que los vecinos le quieran quitar su finca que ama tanto. 


Cómo lucía el vecindario en aquel momento:


Don Nicolás se sentía respaldado por don Alejandro y los vecinos sabían esto. Sin embargo los mellizos pensaban que si don Nicolás no les vendía, ellos podían tomar por la fuerza la pequeña Serbia, al fin y al cabo no había policía en la zona y don Alejandro había quedado muy débil de un problema anterior, por lo que no era probable que ayudara al viejo Nicolás. Los mellizos también pensaban que la toma por la fuerza de la Serbia era sencilla pues contaban con pocos trabajadores que la defendieran. Además los mellizos eran muy amigos de don Jorge con quienes hacían fiestas los fines de semana y que también había prometido ayudarles en el caso de algún problema. Lo único que necesitaban los mellizos para apoderarse de la Serbia era una excusa para no parecer como unos malvados codiciosos y la historia les dio una. 



Uno de los trabajadores de los mellizos estaba revisando sus linderos y fue muerto a disparos por uno de los trabajadores de la finca la Serbia. Esto fue muy confuso por que nadie en la Serbia entendía las razones por las cuales uno de sus trabajadores dispararía a otro de la Austro-Húngara. Los odios eran más bien entre los propietarios pero entre los trabajadores las peleas siempre eran pequeñas. 



Los mellizos usaron este grave incidente alegando que no ivan a permitir que los trabajadores de la Serbia abusaran de los suyos y como parecía que don Nicolás no era capaz de controlarlos, se prepararon para tomarse por la fuerza la pequeña finca enviando un grupo de sus trabajadores bien armados a los linderos. Don Nicolás llamó a don Alejandro pidiéndole ayuda y este ordenó unos trabajadores para que le ayudaran pero Don Nicolás tenía que aguantar sin ayuda por unos días por que los trabajadores de la Rusa estaban muy lejos. Los mellizos se sorprendieron y asustaron mucho cuando se enteraron que don Alejandro le había enviado refuerzos a don Nicolás. Esto era muy diferente de lo que habían pensado. Hablaron entonces con don Jorge para que se uniera a su favor. Don Jorge trató al comienzo de convencer a los mellizos para que desistieran de atacar a la Serbia, pero estos estaban enceguecidos por la codicia y se mostraban muy indignados por la muerte de su trabajador. 



Resumiendo hasta aquí tenemos un vecindario con fincas y haciendas en donde los propietarios hacen acuerdos para defenderse de la codicia de los otros. En un grupo tenemos los propietarios de la Inglesa, la Belga, la Francia, la Serbia y la Rusa. En otro grupo tenemos a los propietarios de la Alemana, la Austro-Húngara y la Otomana. Los propietarios de la Austro-Húngara, los mellizos, pensaron que era fácil apropiarse de la Serbia y que nadie se los impediría. Debido a su acción los demás vecinos se vieron envueltos en el conflicto.



Para don Jorge colaborar con los mellizos era un gran problema. Su hacienda quedaba en medio de la Francia y La Rusa. Apoyar a los mellizos en contra de don Alejandro, era también pelear con don Felipe. No tenía suficientes hombres, armas y comida para combatir con ambos al tiempo, pero debía ayudar a sus amigos problemáticos. 

No ayudar a los mellizos con este problema, podría significar que ellos perdieran y terminara la Alemana rodeada de enemigos por todos lados. Además, si se hacían bien las cosas podría don Jorge terminar ganando mucho más poder del que tenía en este momento de la historia. Para eso se venía preparando desde hacía mucho y, aunque este no era un conflicto que él había buscado, caía muy bien para sus planes reducir la amenaza que para él significaba el poderoso vecino don Alejandro. Al fin y al cabo, los mellizos no eran los únicos codiciosos en el vecindario.



Don Jorge decidió colaborar con los mellizos. Su plan era atacar primero la Francia que era la más débil, dominarla y luego atacar la Rusa. Muy secretamente don Jorge había pactado con don Óliver, el de la Inglesa, que lo apoyaría más adelante con los reclamos que este hacía de algunos derechos en terrenos del viejo Memet.



Mientras don Jorge planeaba su intervención, los mellizos ya estaban atacando la Serbia, pero no les iba bien. Los trabajadores de la Serbia se defendían con pasión y más habilidad de la que se había supuesto. El tiempo pasaba y los mellizos no lograban su objetivo.



Don Jorge planeaba el ataque a la Francia que estaba resultando más difícil de lo que inicialmente pensó debido a que no podía entrar por los linderos de la hacienda que estaban muy bien custodiados. Se dió cuenta que podría pasar por una pequeña finca vecina y sorprender a los trabajadores de la Francia. No lo pensó dos veces y pasó por la finca la Belga con tan mala suerte que esto sí enfadó a don Óliver que era muy amigo del propietario de la pequeña finca. Además don Jorge no había tenido la delicadeza de informarle el detalle de sus planes por lo que don Óliver se alarmó mucho con el atrevimiento. Debido a esto los trabajadores de la Inglesa recibieron la orden de ayudar a los de la Francia y la Belga por lo que don Jorge no pudo tomarse la Francia y los trabajadores que había enviado a atacar les tocó quedarse a defender.



Los mellizos no se demoraron mucho en darse cuenta que estaban en un grave problema. No avanzaban en su objetivo de tomarse la Serbia a la que ya le habían llegado los refuerzos de la Rusa; la comida se les agotaba; su amigo Jorge había quedado atrapado en los linderos de la Francia y un oportunista, don Antonio, propietario de la hacienda la Romana con 320 trabajadores, estaba atacándolos para recuperar unos terrenos que decía le habían sido arrebatados hace algunos años antes. Los mellizos lograron defenderse de don Antonio con éxito causándole muchas bajas de trabajadores. Sin embargo los mellizos al mismo tiempo fracasaban en la toma de la Siberia y aunque hacían grandes esfuerzos tuvieron que desistir de sus intenciones. Se retiraron del conflicto que ellos habían comenzado. Esto enfureció a don Jorge que había intervenido en el conflicto para ayudarlos y ahora estos irresponsables mellizos se rendían dejándolo solo en el problema, luchando en contra de don Alejandro, don Felipe y don Óliver. El único que estaba apoyando a don Jorge a lo lejos era don Mémet pero no le estaba llendo bien.  

El anciano Memet era también un oportunista que creía que don Alejandro no tenía fuerzas para pelear por lo que empezó a marchar para tomarse un gran pedazo de la zona sur de la Rusa que le perteneció en el pasado. Los conflictos que habían estallado también estaban poniendo en problemas al viejo Memet, sobre todo con algunos trabajadores que influenciados y apoyados por don Óliver, querían apropiarse de un pedazo de la Otomana. Mientras luchaba con sus trabajadores revoltosos el viejo Memet avanzaba contra la Rusa sin éxito generando muchas bajas en los trabajadores cercanos a las fronteras. 



Adicionalmente, la Serbia, que al comienzo se había dicho que era débil, se unió con otros vecinos pequeños y crearon una finca más grande y poderosa llamada la Eslava.  Con todo esto don Jorge se sentía atrapado en la situación que se había generado. Tuvo la idea de apoyar a algunos trabajadores de la Rusa que estaban muy insatisfechos con el trato que les daba don Alejandro para que lo desterraran y tomaran ellos el control de la propiedad. En agradecimiento del apoyo, estos trabajadores retirarían del conflicto a la Rusa, lo que favorecería mucho los intereses de don Jorge. El plan se ejecutó, los trabajadores de la Rusa se revelaron contra su patrón, se declararon como los nuevos propietarios de la hacienda y en pocos días más se retiraron del conflicto.



Al mismo tiempo que ocurría la rebelión en la Rusa, don Felipe y don Óliver recibían refuerzos de un amigo lejano llamado don David. Esto le ponía otra nueva dificultad a don Jorge que temiendo perder la ventaja que había logrado con la salida de la Rusa del conflicto, llamó a sus enemigos para hacer un trato de paz antes de que algo parecido a lo que le había pasado a don Alejandro le pasara a él.



Don Óliver y don Felipe aceptaron reunirse con don Jorge para hacer el trato. Le pusieron cómo condición que él y sus aliados cedieran parte de sus terrenos así: La Alemana se partiría casi en dos y una parte se daría a uno de sus trabajadores llamado Andrés que fundaría la finca llamada la Polonesa; la Otomana se reduciría a una pequeña parte y el resto de la hacienda se la repartirían entre don Óliver y don Felipe.  Los mellizos alegaron que ellos habían salido del conflicto hacía tiempo pero se les fue retirado un pedazo de tierra para formar la finca llamada la Checa.  Además entre ellos la relación no quedó y lo que quedó de la Austro-Hungara se la partieron en las fincas llamadas la Austria y la Húngara.  Otra condición para don Jorge y sus aliados era que tenían que pagar todos los daños que se habían causado en la Francia y en la Inglesa a la vez que entregar todas sus armas. El viejo Memet no pudo con la tristeza que le generó este castigo y murió días después. Don Jorge, asombrado por el giro que le habían dado las cosas, amenazado por don Óliver y don Felipe y atemorizado por los refuerzos que estos habían recibido de don David, aceptó de mala gana.



El conflicto que habían iniciado los mellizos y que había arrastrado a todos en el vecindario, terminaba con casi 100 hombres muertos, 200 heridos, la Rusa cambiando de dueños, la Alemana partida y humillada; en la Otomana casi desaparecida el viejo Memet muerto de tristeza por ver perdida su gran hacienda y los codiciosos mellizos separados y tratando de rehacer su vida con los que les quedó.  La Francia y la Inglesa, aunque algo dañadas, resultaron mejor libradas y quedaban muy agradecidas con su amigo don David que desde lejos les había dado la mano.

El vecindario al final del conflicto:

Entradas populares de este blog

SECRETO

¡QUIERO SER GRANDE!